jueves, enero 11, 2007

juventud vieja y libertad mental

Mi tía de 80 años, me llamó hace una semana, para decirme que se iban de vacaciones a Uruguay. Acababan de venir de las Termas, y antes de eso, de no sé dónde. Típico de jubilados con mucho tiempo, con amor a la vida, y con la bendita ayuda de los descuentos a la tercera edad, deciden agitar la cosa de todas las maneras posibles. Hoy, temprano, me volvió a llamar para avisar que la empresa de turismo, las había avisado dos horas antes de la partida, que el ómnibus estaba roto, lo que posiblemente fuera una mentira, para que ellos se ganaran unos pesos extra, con el feriado largo. Lo gracioso, fué, que la salida era hace dos días, pero las señoras habían estado muy ocupadas, entre la pileta climatizada, el restaurant y el teatro y que por eso no se acordaron de avisarme. Mi respuesta fué, que no me sorprendía que mi otra tía, catorce años mas joven que la de ochenta, organizara esos eventos, ya que en su momento, la que le organizaba las farras a sus hijos, desde pileta del club a discoteca brasilera, y hasta cómo levantarse una mina, en ese ambiente que les era desconocido, era yo, diez años mayor que ellos.
Coincidencia? Las dos, tía y sobrina, somos nacidas en Julio.
Apesar de que hay una generación de diferencia entre sus hijos y yo, o entre ella y yo, o entre ella y su hermana mayor, estamos todos conectados por el famoso espíritu celta. Donde hay aguardiente, y gente alrededor del fuego, estamos nosotros. Podemos pasar un tiempo, aparentemente aislados, o con las neuronas asténicas, o tomando una pausa para estudiar algo, leer algo,pintar algo, escribir algo, o simplemente embarcarnos en alguna causa tipo rescatar un animal, o una persona, pero mas tarde o temprano, saldremos al ruedo a conmemorar la libertad, no importa de qué.
Mi propia raza, la de indios mezclados con españoles, es una mayonesa un tanto complicada. Tenemos los genes licuados, y funcionan a los saltos. Ellas, mis tías españolas, son gallegas puras, y se comportan como tal. Trabajaron como burras toda su vida, para sacar su familia adelante aún en circunstancias penosas, ya que una es epiléptica, quedó viuda con treinta, y sin hija a los cuarenta, por tener la osadía de casarse de nuevo y con un hombre mas joven, mientras que la otra también quedó viuda con dos bebés y con su madre viejita a cargo. Y hoy, como dos post adolescentes, se divierten de acá para allá, por si el mundo se acaba mañana.Qué fantástica libertad mental!

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